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Date un respiro

 

Nuestra mente es como un caballo al galope, cuando no es un caballo desbocado. Si seguimos con esta comparación, observaremos que pocas veces va al trote o al paso y casi nunca se para a pastar.

Si este escrito fuese una película del oeste americano con indios sioux y vaqueros tendría que confesaros mi preferencia por los jinetes indios. No me veo como un vaquero, espoleando a mi mente o poniéndole bridas para controlarla. Prefiero más imaginarme como un indio con su caballo, en las praderas americanas y así también imagino que mi mente puede acompañarme en este viaje que es la vida y ser el recurso para ampliar mi horizonte.

¿Cómo conseguirlo? “Dándome un respiro”.

La respiración es una función corporal que podemos “temporizar”. Pero la tenemos esclavizada con nuestro galopar mental descontrolado. Si hacemos el ejercicio de “parar” y observar al momento cómo estamos respirando, nos daremos cuenta de que, a veces, estamos en apnea, otras (semi)jadeando y serán muy pocas las que son un momento de respiración tranquila y serena.

¿Cómo podemos “darnos un respiro”?

¿Cómo descubrir este recurso que tenemos en nosotros mismos y que nos puede aportar bienestar, salud, claridad… y muchos más beneficios?

La práctica del yoga es uno de los mejores entrenamientos que hay para la respiración. Los estiramientos, las asanas, todos los ejercicios que se incluyen en una sesión de yoga conllevan la ejercitación y el acompasamiento con la respiración. Con ello conseguimos, además de muchas otras cosas, concentración, ritmo y armonía en la práctica.

La meditación también se apoya en el pilar de la respiración. Es inseparable estar en un
momento de meditación, de presencia, y no estar “sintiendo” nuestra respiración. 

No importa qué meditación estemos haciendo: sentados, de pie, caminando, corriendo… Si no me centro en la respiración, “me voy”. Y, de hecho, es así y cada vez que esto pasa, vuelvo a centrarme en la respiración y en soltar mi mente.

En nuestro día a día, en cualquier momento, también podemos hacer un break y observar cómo estamos respirando. Y entonces podemos aprovechar y suspirar, exhalar y liberar tensiones que tengamos en nuestro cuerpo.

Estar en la naturaleza es un muy buen momento para abrir nuestros pulmones al aire limpio, respirar con profundidad y llenarnos de energía y de salud.

Centrarnos en la respiración, darle un ritmo calmado y suave nos puede ayudar a relajarnos, a controlar la angustia que surge a veces, a conciliar el sueño fácilmente, a resolver situaciones complicadas con más claridad, …

Podríamos seguir dando más razones y explicaciones, pero vamos a terminar recordándoos nuestro consejo: “Date un respiro”


Autora: Montserrat González

Desde cuando practicas: Desde el 2016

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